Los programas de actividad física suave aumentan la capacidad motriz de las personas mayores y previenen que estos pacientes den con sus huesos en el suelo.
Ni los suplementos de vitamina D para mejorar la absorción del calcio y fortalecer los huesos y la musculatura, ni proveer el hogar de dispositivos para aumentar la seguridad doméstica (barandas, rampas, superficies almohadilladas, entre otros) han demostrado tantas ventajas para evitar las caídas de las personas mayores como el ejercicio.
Esta es la principal conclusión que se desprende de una amplia revisión que acaba de publicar la editorial ‘Biblioteca Cochrane’, cuyos autores han analizado 111 investigaciones previas; lo que ha supuesto examinar la evolución de más de 55.000 sujetos de edad avanzada.

En estos trabajos se evaluaba la eficacia de estrategias -aplicadas por separado o combinadas- como la suplementación de la dieta con vitamina D, la colocación de dispositivos de seguridad en el hogar, la operación de cataratas para mejorar la visión y el seguimiento de programas de ejercicios para llevar a cabo en casa o en grupo.
Este último método, encaminado a huir del sedentarismo y mantenerse activo física y mentalmente, resultó ser lo más efectivo a la hora de reducir el riesgo de caídas de los pacientes mayores; tanto si la actividad se llevaba a cabo individualmente o en grupos.
Las ventajas del ejercicio son muchas. En relación a la prevención de caídas, se basan en el incremento de la fuerza, la resistencia, la flexibilidad y, sobre todo, el equilibrio del paciente, que no solo se desenvuelve con mayor soltura, sino que también reacciona mejor ante una eventualidad que pueda precipitarle contra el suelo (tropiezos, resbalones, presencia de obstáculos, etc).Por su parte, la vitamina D sólo demostró ser eficaz en sujetos que tenían serias carencias de este micronutriente; mientras que los métodos para incrementar la seguridad doméstica únicamente sirvieron a los individuos con discapacidades importantes.

Implicaciones 

EjercicioEstas conclusiones son especialmente importantes en este segmento de la población porque, aparte de las lesiones que pueden derivarse de una caída, dichos incidentes suelen mermar la confianza de los mayores en sus capacidades.
Evaluar estos accidentes permitirá disminuir la incidencia de un trastorno psicológico conocido como síndrome post caída. “Tras un incidente, la persona queda con miedo a caer de nuevo, y empieza a restringir su movilidad, lo que a su vez la va desacondicionando y, paradójicamente, aumenta el riesgo de volver a caer. Pero esto se puede tratar entrenando la marcha y la postura”, asegura el geriatra de MEDS, Dr. Juan Carlos Molina.

Para el facultativo de nuestro centro el ejercicio “es un elemento preservador y recuperador de funcionalidad y autonomía, además, dependiendo de la actividada que se realice, es recreativo, lúdico y sociabilizante en la medida que se haga en compañía”.
Sin embargo, no cualquier adulto mayor puede ponerse a correr de un día para otro, es muy importante visitar a un médico para realizarse un chequeo y descartar enfermedades. El doctor Molina asegura que un mayor que haga actividad física constante puede practicar running, por ejemplo, siempre y cuando no tenga limitaciones como el sedentarismo ni problemas articulares.
Según su experiencia como geriatra es muy categórico en describir lo que pasa en nuestro país “por sobre el 80 % de los adultos mayores son sedentarios, el que se ejercita vive y muchos de los sedentarios estarán sobreviviendo”, señala, algo que sin duda alguna queda de manifiesto con investigaciones realizadas a nivel internacional.
Fuente: Meds.cl