«Cada llamada es una felicidad para mi alma y me alegra ver como una conexión con el adulto mayor es un gran regalo, hay que aprender a preparar caminos que todos algún día vamos a estar recorriendo. El regalo en cada llamada que realizó y una gran sonrisa de corazón se ve reflejado al otro lado del teléfono, es un regalo que no tiene valor calculable, solo agradecer a Amanoz por la oportunidad”.
José Manuel Borgoño, voluntario
