La forma de vivir la “tercera edad” dependerá de cómo hayamos enfrentado las otras etapas de nuestra vida.

La forma de vivir la “tercera edad” dependerá de cómo hayamos enfrentado las otras etapas de nuestra vida.


¿Saben cuál es el animal que tiene cuatro patas por la mañana, dos a mediodía y tres por la tarde? La respuesta correcta es… “El hombre”, porque anda a gatas en la mañana de su vida, camina erguido durante su vida adulta y se apoya en un bastón en la vejez.
Con esta metáfora podemos reflexionar sobre las tres edades del ser humano:
– Primera: la edad cronológica que corresponde al número de años vividos.
– Segunda: la edad biológica que corresponde al desgaste del organismo, el que se asocia al envejecimiento biológico y a todos los cambios físicos asociados a la edad cronológica.
– Tercera: la edad psicológica que está asociada a la percepción que  tenemos sobre nosotros mismos, el mundo y la forma de relacionarnos con él.
Aunque estas edades son interdependientes, no podemos considerarlas por igual. Sólo la edad cronológica avanza inexorablemente con el transcurso de las estaciones, mientras que las otras dos avanzan al ritmo que cada uno quiera darle y no son irreversibles como la cronológica.
Envejecer con éxito depende de cómo administremos estas tres edades y no sólo está asociado al cuidado del cuerpo.
En este proceso es importante aprender a manejar las emociones, fomentar los pensamientos de abundancia y eliminar los pensamientos derrotistas, practicar la imaginación y soñar con que una vida más gratificante y plena es posible. Aplicar esto en la vida supone tener que aprender algunas cosas, el aprendizaje es la fórmula para mantener la edad psicológica y emocional en un buen nivel, aprender nuevas estrategias para lograr nuevos resultados.
Para lograr verdaderos estados de satisfacción en la etapa del envejecimiento debemos aprender aquello que vale realmente la pena aprender: conocer el funcionamiento de nuestro cuerpo, nuestros límites emocionales y cómo funcionan nuestros pensamientos y su influencia en nuestros estados internos. Si queremos que la vida nos resulte más divertida y estimulante -sea cual sea la edad cronológica- nos conviene aprender cómo cambiar nuestra forma de pensar sobre nosotros mismos y sobre el mundo que nos rodea. Averiguar, realmente, cuáles son nuestras aspiraciones y proyectos de futuro. ¿Dónde y cómo queremos realmente estar? En todo momento es posible corregir el camino emprendido en búsqueda de ser más feliz cada día.
 
Fuente: La Guioteca.